Mi madre cuida a adultos mayores desde que llegamos a los Estados Unidos, hace ya casi dos décadas. Desafortunadamente, la semana pasada le realizaron una cirugía de emergencia y no podrá volver a trabajar en las próximas semanas. Nadie de nuestra familia pudo ir al hospital a verla por las estrictas medidas de cuarentena. Debido a la pandemia del COVID-19, tuvo que esperar dos días soportando dolor y completamente sola, antes que se abriera un espacio para que pudiera ser operada. Fue muy difícil dejarla en la sala de emergencias, sabiendo que tendría que recuperarse sola.
Durante décadas mis padres han tenido estabilidad económica, pero ahora, en medio de la actual contingencia, ninguno tiene cómo mantenerse y se enfrentan a una realidad terrible: la falta de dinero para pagar las facturas y medicamentos del hospital. Para empeorar las cosas, el gobierno de Trump anunció un paquete de ayuda con el fin de aliviar la desesperación de millones de ciudadanos, pero este programa no cobijará a mis padres. Ellos no tienen números de Seguro Social y por lo tanto no recibirán los cheques de estímulo, justo cuando más los necesitan y se los merecen por haber pagado puntualmente sus impuestos durante 20 años.
Como Soñadora (Dreamer) e hija de padres indocumentados, sobrevivir a la pandemia del COVID-19 se ha convertido en una verdadera lucha. El jefe de mi papá le quitó varias horas de su trabajo y mi madre no podrá ayudarlo porque no se puede levantar de la cama. Mi hermano y yo recibiremos cheques de estímulo del gobierno federal porque tenemos un número de seguro social, pero ellos no obtendrán un centavo y esto desde todo punto de vista es injusto.
La crisis del COVID-19 ha dejado sin recursos a miles de familias inmigrantes, al igual que la mía, muchos de sus integrantes trabajadores esenciales que no tienen siquiera un seguro de salud. Resulta abrumador ver cómo han quedado totalmente excluidos del paquete de ayuda federal. Los gobiernos locales, estatales y federales no apoyan a nuestras comunidades y continúan con el patrón de exclusión a través de cualquier paquete de estímulo, nosotros como comunidad debemos mantenernos firmes.
Por eso no vamos a esperar a que la administración de Trump haga lo correcto. Todos sabemos cómo ha resultado esto en el pasado, el presidente ha intentado de muchas maneras terminar con el Programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia, conocido como DACA. Ha intentado acabar la atención médica del Obamacare. Su lenguaje racista ha incitado crímenes de odio contra la comunidad latina. Hay demasiados ataques como para poder contarlos todos. Es por eso que mi hermano y yo hemos decidido actuar.
CASA, la mayor organización de inmigrantes y latinos en la región del Atlántico medio, está abogando por ayuda y protección para los más afectados: trabajadores de primera línea, personas encarceladas y quienes no tienen seguro de salud. La organización ha enviado cartas a los gobiernos locales y estatales exigiendo protecciones para nuestra comunidad y lo que es mejor, ha creado el Fondo de Solidaridad para apoyar a personas como mis padres, trabajadoras. A través de esta iniciativa, CASA distribuirá directamente beneficios en efectivo a los miembros que necesitan de nuestra ayuda, ahora más que nunca.
Mi hermano y yo donaremos parte de nuestros cheques de estímulo al Fondo de Solidaridad. Sí, mi familia ha tenido que comprar menos alimentos y nuestro arrendador puede darnos opciones para pagar la renta, en eso hemos sido afortunados. Pero hay muchas familias inmigrantes que han perdido sus trabajos, no tienen cómo alimentar a sus hijos y no tienen techo.
La pandemia del COVID-19 no discrimina, pero el gobierno de Trump sí. Nosotros, como una comunidad podemos generar un gran impacto, para que todos salgamos adelante durante esta crisis, pero debemos mantenernos unidos y ayudarnos los unos a los otros porque con Trump no se puede contar.