William García lleva semanas en las que el temor de ser deportado lo asalta de vez en cuando. Sobre todo cuando piensa que podría estar separado de su familia. “Me angustia saber que podría estar sin mi esposa, mi madre y especialmente mi niña, que apenas tiene 4 años”, dijo a El Tiempo Latino, el martes 10 de noviembre.
García, de 29 años y residente en Maryland, vive con la sombra de la deportación a cuestas y se moviliza con un grillete en el tobillo, desde que una falta de tránsito en el condado Howard, Maryland, desencadenó en un proceso de salida migratoria.
Sin embargo, los resultados de las elecciones — que convierten al demócrata Joe Biden en el presidente electo— le han dado cierta calma.
“Me siento un poco más tranquilo de saber que vamos a tener a un presidente más humano y que se ha comprometido a trabajar para ayudar a los que no tenemos papeles”, dijo García, de origen salvadoreño y cuya visa de trabajo se le venció hace ochos años.
Como él millones de indocumentados ponen sus esperanzas en Biden, quien durante su campaña electoral prometió “asegurar nuestros valores como nación de inmigrantes” y aplicar “con firmeza políticas que salvaguarden” la seguridad de Estados Unidos y provean “un sistema justo y equitativo que ayude a crecer y mejorar” la economía, a la misma vez que asegure los valores del país.
García espera una reforma migratoria, que le permita vivir legalmente en el país donde ya ha echado raíces.
Un camino empedrado
Sin embargo, una reforma migratoria integral es un anhelo que en estos momentos se encuentra lejos, por más que Biden asuma la presidencia. Es prematuro pensar en una vía hacia la legalización de 11 millones de indocumentados, un camino empedrado, con grandes retos y tropiezos, según afirman expertos en leyes migratorias y activistas proinmigrantes.
“El panorama no se ve fácil. Porque Biden trabajará en contra de un Senado dominado por los republicanos que intentarán bloquear cualquier propuesta”, dijo a El Tiempo Latino, el abogado Luis Salgado, experto en la ley migratoria.
Sin embargo el plan migratorio de Biden contempla impulsar en los primeros 100 días, un proyecto de reforma migratoria similar al aprobado por el Senado en junio de 2013 (Iniciativa S.744), que incluye una vía de legalización para millones de indocumentados que viven tiempo en Estados Unidos, carecen de antecedentes criminales y pagan impuestos.
Para Salgado ese plan es muy ambicioso. “Eso suena como que están esperando demasiado. Hay que empezar de poco con los que ya tienen un camino avanzado, como las personas con TPS y los jóvenes con DACA”, dijo.
Senado, clave para propuestas migratorias
“No se puede pensar en este momento en una reforma migratoria integral. Para ello, primero tendríamos que apoyar al máximo la elección de dos senadores demócratas en Georgia para obtener un balance en el Senado”, indicó Salgado.
Georgia se convertirá en el centro de atención el 5 de enero, cuando el estado celebre dos elecciones de segunda vuelta para el Senado de EEUU que determinarán qué partido tendrá el control.
En Georgia, los dos puestos de senadores estaban en juego, el de David Perdue y Kelly Loefler, ambos republicanos, enfrentándose a Fuertes oponentes cada uno.
Por ley, en ese estado se contempla una segunda vuelta electoral cuando ninguno de los candidatos obtiene más del 50 por ciento de los votos.
Perdue casi ganó su campaña de reelección al resultar con el 49,8% del voto total.
La otra elección del Senado fue convocada para completar el mandato restante del senador republicano Johnny Isaacson, quien renunció en 2019 debido a problemas de salud.
El gobernador Brian Kemp lo reemplazó al nombrar a la dueña de una franquicia de la Asociación de Básquebol Femenino (WNBA), Kelly Loeffler, quien se enfrentó al demócrata Raphael Warnock, un pastor afroamericano de Atlanta.
Warnock terminó por delante de Loeffler por casi 400 mil votos el martes, pero Loeffler tiene mucho terreno que recuperar aliándose con otros grupos.
Los republicanos cuentan actualmente con 53 senadores frente a 47 demócratas.
Las elecciones del 3 de noviembre —sin la definición en Georgia— resultaron en 50 senadores del Partido Republicano y 48 demócratas. De perder los dos republicanos en Georgia. El Senado quedaría 50-50. El vicepresidente es quien desempata, en este caso sería la demócrata Kamala Harris.
“Sabemos que las leyes se aprueban con 60% de los votos de las Cámaras. Es más fácil convencer a 10 que a muchos más, como sucede ahora”, expresó Salgado.
De Maryland a Georgia
El activista Gustavo Torres, director de la agrupación política a favor de los inmigrantes, CASA en Acción, dijo que concentrarán sus esfuerzos durante estos dos últimos meses en Georgia para incentivar a los hispanos de ese estado a votar. “Vamos a movilizar a casi un millón de latinos que se encuentran en Georgia, impulsándolos para que salgan a votar en enero y apoyar a los candidatos demócratas”, dijo Torres. “Sólo así se podría pensar en aprobar leyes migratorias que beneficien a todas nuestras comunidades”, agregó el activista.
Hay acciones que el presidente electo podría tomar de inmediato al asumir su gobierno, pero hay otras que van a tomar más tiempo para negociar y otras que ni siquiera avancen.
“Biden es un buen negociador. Los 47 años que ha estado en el Congreso le han permitido estrechar lazos con algunos de sus colegas. Creo que va a poder negociar con Mitch McConnel sobre este tema migratorio”, dijo Torres, refiriéndose al líder de la Mayoría en el Senado. “Pero necesitamos tener al menos 50-50 para poder negociar”, indicó.
Revertir órdenes ejecutivas y mandatos
“Creo que lo primero que Biden hará es revertir las órdenes ejecutivas y directrices que este gobierno ha implementado haciendo daño a miles de inmigrantes”, dijo Salgado.
Algunas de las acciones migratorias que se verían en la administración de Biden incluyen:
DACA:
“Proteger a los soñadores de DACA es una de las acciones más rápidas que el presidente electo puede tomar, porque no necesita de ninguna intervención del Congreso. Sólo poner una firma”, dijo Torres. Biden dijo que expandirá el programa inmediatamente asuma el gobierno y que crearía una vía hacia la ciudadanía para los Dreamers y sus padres. También, les garantizaría ayuda federal para estudiar.
TPS:
La administración Trump eliminó el programa en 2018, pero este se mantuvo vivo por decisión de las cortes. Sin embargo, un reciente fallo de la Corte Suprema resultó en el fin de la protección en 2021. Biden prometió proteger a los amparados por el programa. “Son más de 400 mil personas con TPS —100 mil de ellas en el área de Washington— que podrán sentirse más tranquilas de saber que no serán deportadas”, dijo Torres. El plan de Biden busca proteger a aquellos que llevan tiempo en el país y tienen familias establecidas y promete un TPS para los venezolanos indocumentados en Estados Unidos.
Asilo:
“Durante la administración Trump se bajó a casi cero la cuota de refugiados y asilados”, dijo Salgado. Biden propone aumentar la cuota anual y trabajar junto con organizaciones de ayuda y defensa de los derechos de los inmigrantes.
Deportaciones:
“Creo que lo que vamos a ver es menos gente deportada. Se va a priorizar en la deportación solo de aquellos con antecedentes criminales graves o serios, como vimos al final de la época de Obama”, expresó el activista.