Joe Biden prometió el 8 de diciembre de 2020 alcanzar las 100 millones de vacunas aplicadas en sus primeros 100 días de gestión, una meta que cumplió en el día 58 después de llegar a la Casa Blanca.
En el día 92 de gestión alcanzó las 200 millones de vacunas aplicadas, por lo que logró el objetivo trazado en un momento clave de la pandemia.
Luego se planteó vacunar al 70% de la población con al menos una dosis para el 4 de julio, algo que no se concretó hasta el 2 de agosto. Sin embargo, se puede decir que 2021 fue el año de las vacunas y que el gobierno cumplió, al menos con la disponibilidad de inyecciones para todo aquel que fuese elegible y quisiera vacunarse.
Hasta el miércoles 19 de enero, 209,3 millones de personas han sido vacunadas completamente en Estados Unidos. La cifra incluye a más de 81 millones de residentes que han recibido una inyección de refuerzo.
Población vacunada
Más de la mitad del país (63% de la población) está completamente vacunado en poco más de un año de distribución de inyecciones. Se administran más de un millón de dosis al día en todo el país, según los últimos datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.
La tasa aumentó en el otoño con refuerzos y aprobaciones de vacunas para niños más pequeños.
Todos los adultos son elegibles para vacunarse desde abril. En mayo, se autorizaron vacunas para casi 17 millones de jóvenes entre 12 y 15 años. Otros 28,5 millones de niños de 5 a 11 años también pueden recibir dosis, lo que hace que el 87% de los estadounidenses sean elegibles para una inyección contra el coronavirus.
¿Por qué importa?
Millones de personas se han movilizado para obtener sus inyecciones y aún faltan más. Sin la inmunización, el número de fallecidos podría haber sido el doble, dijo Denise Núñez, pediatra intensivista en el Hospital de niños de Montefiore y profesora del Albert Einstein College of Medicine, en Nueva York.
En exclusiva para El Tiempo Latino, Núñez aseguró que la cantidad de personas que pudieron haber fallecido por el coronavirus fue sustanciosa. Aunque no hay una cifra clara, la especialista lo observa en el día a día.
Escasez de pruebas
Desde el año pasado la administración de Biden ha destacado el aumento de las pruebas como uno de los pilares de su respuesta a la pandemia, pero ha sido criticada por no proporcionar test caseros a bajo costo y a tiempo.
Los estadounidenses a menudo pagan aproximadamente $25 por un paquete de dos pruebas, si logran encontrar alguno en una farmacia.
Lo último: El presidente Joe Biden anunció el 22 de diciembre un plan para expandir los sitios de pruebas de COVID-19, desplegar recursos a hospitales colapsados y distribuir 500 millones de pruebas caseras rápidas para detectar el COVID-19, gratis. Esto en el contexto de la rápida propagación de la variante ómicron.
“500 millones de pruebas suena bien, pero es lamentablemente inadecuado para lo que necesitaremos y es demasiado tarde. Es probable que (la variante) ómicron haya terminado en gran medida para cuando estas pruebas estén ampliamente disponibles, pero tal vez estén listas para la próxima variante”, dijo en diciembre a The Washington Post Chris Meekins, analista financiero de Raymond James y exfuncionario federal de respuesta a emergencias.
Desde el martes 18 de enero, los estadounidenses pueden adquirir las pruebas prometidas por Biden, mediante el sitio web covidtests.gov. La entrega de los kits será por correo.
La administración Biden también planea distribuir 400 millones de cubrebocas N95 de alta calidad para adultos de forma gratuita, en miles de farmacias y otros lugares a partir de la próxima semana, anunció este miércoles 19 de enero un funcionario de la Casa Blanca.